Los miembros de la comunidad judía han rechazado las recientes afirmaciones del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, quien dijo que las fuerzas israelíes están tratando de "robar a los musulmanes y los cristianos sus lugares sagrados" y que Jerusalén "siempre serían árabe, islámica y cristiana".

Las declaraciones las brindó Abbas en un comunicado con motivo del 43 aniversario del ataque contra Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes. Este se encuentra en la ciudad vieja de Jerusalén en el Monte del Templo, un lugar considerado más sagrado para el judaísmo y venerada también por los cristianos. Se cree que el templo judío originalmente estaba en la tierra en disputa antes de ser destruido por los romanos en el año 70 DC.

Según Abbas el incidente fue “el principio de una serie de ataques que no se han interrumpido, con el objetivo de robar a los musulmanes y a los cristinos sus lugares sagrados, para construir un templo judío”.

El ataque a la mezquita, del que hace referencia Abbas, se produjo en 1969 a manos de Denis Michael Rohan, que provocó un incendio en el interior de la antigua edificación.

Abbas también afirmó en su discurso que Jerusalén "es el núcleo de la identidad palestina y la capital eterna del Estado palestino".

"La declaración del presidente Abbas se suma a la de otros líderes palestinos que han negado descaradamente la relación milenaria del pueblo judío con Jerusalén y el Monte del Templo", dijo el representante de la Unión Ortodoxa, Nathan Diament.

El rabino del Muro Occidental Shmuel Rabinowitz, también desafió la declaración de Abbas, diciendo que sus palabras eran una negación de la realidad y "distancias las posibilidades de paz".